El Parque Piedras Vivas es un monumento construido en honor al exdictador Rafael Leónidas Trujillo Molina en el lugar donde nació. Este parque es considerado uno de los más peculiares en su tipo debido a su particularidad. La idea fue sugerida por Isabel Mayer, una fiel seguidora de Trujillo y la primera mujer senadora del país, quien comunicó su propuesta a Emilio Espínola desde la provincia de Montecristi en diciembre de 1940.
Mayer propuso que se construyera un monumento de piedras vivas extraídas de cada una de las provincias y comunes de la República, y que en cada piedra se grabara el nombre de la provincia correspondiente, con un pensamiento que representara la gratitud y la lealtad nacional al exdictador.
El Consejo Administrativo conoció la propuesta el 6 de diciembre de 1940 y el arquitecto francés Henry Gassón Bona presentó el boceto el 18 de diciembre, plasmando las ideas de Mayer. El parque cuenta con grandes jardineras y tarjas con mensajes alusivos a Trujillo en su base.